La parte invisible de las ventas
Muchos creen que prospectar es “hacer llamadas”. Que basta con tener un guion, un CRM y un poco de insistencia.
Pero los que vivimos de abrir puertas sabemos que prospectar no es un trámite: es un oficio. Y como todo oficio, requiere método, constancia y una tolerancia al rechazo que no se enseña en ningún curso de ventas.
Prospectar bien es una mezcla de ciencia y oficio
Cada llamada es un pequeño experimento. No hay dos iguales, porque no hay dos interlocutores iguales. Detrás de una reunión conseguida hay análisis, empatía y mucho entrenamiento.
En Comadi hacemos 100 llamadas al día por persona, con sus correspondientes envíos posteriores de e-mails. Y de esas, solo 2 acaban en reunión (de media, claro). ¿Significa eso que 98 fueron un fracaso? No. Significa que 98 veces alguien nos escuchó, aunque no dijera que sí. Porque cada “no” afinó el mensaje, ajustó el tono, y preparó el terreno para el siguiente “sí”.
Lo que nadie cuenta del trabajo SDR
Prospectar no da likes. No se ve. No tiene glamour. Es esa parte del pipeline que ocurre antes de todo, cuando todavía no hay métricas que celebrar.
Pero sin esas primeras llamadas no hay reuniones, sin reuniones no hay oportunidades, y sin oportunidades no hay ventas.
Por eso, cuando alguien dice que prospectar es fácil, en realidad está mirando desde la grada. Los que estamos en la pista sabemos que cuesta. Pero también sabemos que todo empieza aquí.
Conclusión
Prospectar bien no es insistir. Es entender, conectar y generar confianza en segundos. Es sonar como parte del equipo del cliente, no como un vendedor más.
Y si alguna vez te preguntan qué hace Comadi, la respuesta es simple: nosotros abrimos la puerta, tú cierras la venta.